Cuando navegamos en la mar o en el lago y tocamos el agua con nuestras manos y con ellas recogemos el líquido podemos apreciar que este es incoloro; sin embargo lo vemos azul, no es otra cosa que el reflejo del cielo. Las cosas a veces no nos presentan la realidad de lo que son, tampoco el ser humano.
Rosalio (Roly) Julio Castillo Brandt; domingo, 24 de octubre de 2010.
domingo, 24 de octubre de 2010
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